Crónica semanal - del 10 al 14
- @440castello
- hace 5 días
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Llegamos al meridiano de noviembre, apuntando alto en las espectativas del primer trimestre, que incluyen la muestra de música navideña que estamos empezando a ensayar (pero es un secreto, que será una sorpresa) Los grupos se han consolidado y ya se nota, cuando llegan a clase, que tienen ganas de verse. Se cuentan cosas que han hecho durante la semana y fluye una corriente de buen rollo y complicidad, que es maravillosa.
Como siempre desde aquí podréis seguir de cerca las actividades, los avances y los pequeños grandes descubrimientos que hacen vuestros peques en las clases de música. Nuestro objetivo es que sintáis la energía, la creatividad y el cariño con el que trabajamos cada día. Gracias por acompañarnos, ¡vamos allá!
Lunes: respiración, ritmo y exploración musical
Después de la algarabía inicial por el reencuentro con los compañeros, comenzaron la sesión con un ejercicio de relajación y respiración abdominal. Cada alumno colocó un peluche sobre su barriga para observar de forma visual el movimiento del aire al inhalar y exhalar, entrando poco a poco en un estado de calma y atención.

A continuación, trabajaron con el Puente de las Notas, dispuesto en orden cromático de rojo a rosa. Cada uno recibió una alfombrilla identificada con una nota musical y, durante "La canción de las notas", debían acudir rápidamente al lugar correspondiente cuando esa nota sonaba. En la segunda ronda aumentamos la dificultad desordenando las notas en el suelo para que el reconocimiento dependiera únicamente del oído y la memoria auditiva.
Más tarde pasamos a la batería, a la batería grande, la acústica. Selena explicó las partes del instrumento, su nombre y la postura correcta para tocar con comodidad y control. Todos tuvieron la oportunidad de tocar y sentirse "batacas" dando un concierto a sus compañeros.
Después nos trasladamos al piano, donde continuaron la identificación de notas mediante pegatinas de colores sobre las teclas, reforzando lo aprendido.
Para cerrar la clase, jugamos a su actividad favorita: “las estatuas”, esta vez al ritmo de la canción infantil “Si tu tienes muchas ganas de aplaudir”, que añadió un toque de humor y movimiento antes de despedirnos.
Martes: guitarras, canciones actuales y una relajación final
El martes comenzamos la clase con ambiente navideño. Nos centramos en preparar la canción “Feliz Navidad” con la guitarra, aprendiendo los acordes básicos y practicando tanto la melodía como la letra. Poco a poco fueron encajando ritmo, rasgueo y voz, creando ese sonido festivo que transmite la canción de José Feliciano

Después pasamos a un bloque mucho más dinámico: bailamos y cantamos algunos de sus temas favoritos, como Golden, Soda Pop y Chicken Banana
La energía subió enseguida y el aula se transformó en un escenario para estas artistas que no tienen ningún tipo de miedo escénico :P
Para cerrar la sesión, dedicamos unos minutos a volver a la calma. Nos tumbamos sobre la alfombra, cerramos los ojos y escuchamos una pieza clásica suave “Clair de Lune” que ayudó a bajar pulsaciones y crear un ambiente sereno antes de despedirnos.
Un martes equilibrado entre práctica instrumental, movimiento, ritmo y un final de relajación que se agradeció mucho.
Miércoles: piano, agudos, graves y creación musical
El miércoles dedicaron la sesión al piano y al reconocimiento de los sonidos agudos y graves.
Comenzaron con una actividad plástica: cada alumno pintó un piano de cola. Mientras dibujaban, la profesora fue llamando a los niños uno por uno para trabajar de forma individual la ubicación del Do en todas las octavas, reforzando su orientación en el teclado.

Después pasaron a la práctica musical. Primero exploraron melodías sencillas e improvisaciones: la profesora tocaba una frase en el piano, la vocalizaba y ellos la repetían. Luego cada alumno inventó su propia melodía; la canturreaba y sus compañeros la imitaban, convirtiendo la actividad en un pequeño diálogo musical lleno de creatividad.
Para terminar, hicieron un juego muy divertido con pañuelos y movimiento. Mientras la profesora tocaba melodías en el piano, los alumnos debían moverse cuando escuchaban sonidos agudos y quedarse quietos ante sonidos graves, y después a la inversa. Así reforzamos la escucha activa y el compañerismo, porque ¡este grupo ya es una piña!
Dibujar para aprender mejor: pintar un piano también es educación musical
En SalaB de vez en cuando complementamos el aprendizaje musical con actividades plásticas, como dibujar o pintar, por ejemplo un piano. Puede parecer algo sencillo, incluso decorativo, pero en realidad aporta beneficios muy importantes al proceso de aprendizaje:

Ayuda a fijar conceptos. Mientras dibujan teclas, formas o elementos del instrumento, los niños integran visualmente aquello que luego explorarán con las manos y los oídos. La memoria se vuelve más sólida cuando intervienen varios sentidos.
Mejora la orientación espacial en el instrumento. Al pintar un piano —sus teclas blancas y negras, sus agrupaciones— comprenden mejor cómo está organizado. Esto facilita después localizar notas como el Do en distintas octavas.
Potencia la atención y la observación. Para dibujar necesitan mirar con detalle, distinguir partes y comprender proporciones. Esa misma atención luego se traduce en una escucha más precisa y cuidadosa.
Desarrolla creatividad y vínculo emocional. Crear su propia versión de un instrumento les hace sentirlo más cercano. El dibujo se convierte en un puente entre la música y su mundo imaginativo.
Refuerza la calma y la concentración. Estas actividades suelen tener un efecto regulador: bajan revoluciones, preparan la mente y permiten entrar a la parte musical más centrados.
Dibujar lo que aprenden no es un añadido decorativo, sino una herramienta pedagógica muy poderosa. Une arte, observación y música, y convierte cada clase en una experiencia más completa y significativa.
Jueves: guitarra, metrónomo y respiración consciente
El grupo del jueves retomó la preparación de “Feliz Navidad” con la guitarra. Repasamos los acordes, el rasgueo y la melodía, y cantamos la canción completa varias veces para seguir afianzando coordinación y seguridad. Cada vez se sienten más cómodos tocándola.

Después introdujimos un elemento nuevo: el metrónomo. Para que se fueran familiarizando con su pulso, lo utilizamos de forma lúdica a través de un juego de “pilla pilla” rítmico.
Tenían que moverse siguiendo el tempo del metrónomo, acelerando o frenando según el ritmo indicado. Así interiorizaron el pulso casi sin darse cuenta.
Para finalizar, dedicamos unos minutos a una práctica de respiración diafragmática, llevando el aire hacia el abdomen mientras escuchaban una música jazz tranquila Gymnopédie No. 1 que ayudó a crear un ambiente sereno y a cerrar la sesión con calma.
El metrónomo: un aliado para que aprendan música con más seguridad
En clase utilizamos el metrónomo, un aparatito que marca un pulso regular —como un “tic-tac”— y que ayuda a los niños a mantener un ritmo estable mientras tocan o cantan. Aunque parece algo muy simple, tiene un impacto enorme en su aprendizaje.

¿Por qué es útil para ellos?
Les da una referencia clara. Les ayuda a no ir “más rápido” cuando se emocionan ni más lento cuando dudan.
Mejora su coordinación. Con instrumentos como la guitarra o el piano, seguir un pulso constante les permite organizar mejor manos, voz y movimientos.
Refuerza la atención. Escuchar, moverse y tocar siguiendo un ritmo fijo potencia la concentración sin que ellos casi lo noten.
Favorece la confianza. Al ver que pueden seguir el tempo correctamente, ganan seguridad y disfrutan más del instrumento.
El aprendizaje se vuelve más sólido. Con el tiempo, desarrollan un “ritmo interno” que les servirá para cualquier canción o instrumento que aprendan.
En SalaB lo introducimos siempre mediante juegos y movimiento, para que lo vivan de forma natural y divertida. Así, cuando lo utilicen más adelante para estudiar piezas más complejas, ya será un compañero rítmico familiar y nada intimidante.



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